Monday, June 02, 2008

Otro desarrollo local es posible: La participación sustantiva como eje articulador de Poder, Gobernabilidad y Gobernanza

[i]
Quizás en Latinoamérica y específicamente en Chile -durante las tres últimas décadas- se ha adoptado paradigmas de desarrollo provenientes y/o dictados desde los países industrializados y las entidades internacionales (BID,OMC,FMI). De ahí que concordemos con la búsqueda de otro desarrollo como lo define Coraggio:
“Por otro desarrollo nos referimos aquí a la puesta en marcha de un proceso dinámico de ampliación de las capacidades locales para lograr la mejoría intergeneracional sostenida de la calidad de la vida de todos los integrantes de una población”[ii].
Según Coraggio[iii] los componentes de este proceso – y que para él son el desarrollo- debieran ser :
- Componentes económicos (trabajo productivo, ingreso, satisfacción racional de necesidades legítimas, suficiencia y calidad de los bienes públicos...),
- Componentes sociales (integración en condiciones de creciente igualdad, efectiva igualdad de oportunidades, convivencia, justicia social...).
- Componentes culturales (autoestima, pertenencia e identidad histórica, integración a comunidades con contención, valores de solidaridad y tolerancia...), y
- Componentes políticos (transparencia, legitimidad y responsabilidad de las representaciones, participación directa responsable e informada de la ciudadanía en las grandes decisiones colectivas y en la gestión de lo público...)
Este mismo autor se refiere a lo “local” no como “ a algo minúsculo, parroquial, localista, sino a la condición común de una población que comparte una historia de asentamiento (que muchas veces desconoce) y la vida cotidiana cara a cara –aunque sea de manera más o menos desigual, más o menos conflictiva o solidaria-, en un territorio de radio variable, cuyos problemas están inmediatamente interconectados, y desde donde se vincula a otras localidades o microregiones y a su más amplio entorno regional o nacional”[iv].
El proceso de desarrollo que plantea este autor no se basa en el “aterrizaje” de una gran fábrica o una gran obra pública que han demostrado tener efectos muchas veces más nocivos que positivos a nivel local. O sea, el desarrollo local no se puede seguir considerando sólo como la implementación de un polo de desarrollo.
Asimismo, Coraggio indica que no puede existir la dicotomía de comprender el desarrollo como un espacio más caracterizado por la acción que por el pensamiento, sino que se debiera construir una relación dialéctica entre conocimiento y praxis para la intervención en territorios.
“No se trata de tener “el poder” para cambiar la realidad, sino de construir nuevos poderes, nuevas capacidades de toda la sociedad y su Estado, que incluyen la de definir de manera autónoma qué es el desarrollo, cómo se vincula con la vida de los ciudadanos y cómo se va a lograr”(...) “El desarrollo es, entre otras cosas, un proceso de aprendizaje colectivo sobre las propias capacidades de las personas, grupos, comunidades y sociedades, y sus posibilidades de efectivización (el tan mentado “empoderamiento”), que se potencia en tanto hay comunicación, transparencia y participación en la toma de decisiones y opera el incentivo de la distribución justa de esos resultados”[v].
Según el Informe de Desarrollo Humano 2004[vi] del PNUD el poder es una necesidad humana y social. Las personas requieren aumentar su dotación de capacidades originales para lograr sus fines y satisfacer sus deseos y esto se consigue mediante la acción conjunta.
“El quinto Informe sobre Desarrollo Humano en Chile tiene un mensaje único y claro: hoy las personas tienen ganas de ser más y mejores, y para ello quieren ser protagonistas de los proyectos personales y colectivos en los que se involucran no como meros espectadores o beneficiarios.(...)Los dos elementos comunes de esas dificultades son la insuficiente disposición de poder social y una desigual distribución del poder de acción personal.[vii]”.
Según este mismo informe[viii] el poder está definido por un doble rostro: por una parte, se refiere a la capacidad de los grupos humanos organizados para construir un entorno de relaciones sociales y de recursos en el cual sea posible la existencia y acción; por otra, alude a las capacidades personales que a cada uno le permiten actuar en ese entorno común.
“El poder es el resultado de una relación entre varios factores. La soberanía personal real se refiere a la dotación variable de capacidades de las personas, con la cual ellas captan y realizan las oportunidades de su entorno. Las estructuras de distribución asimétrica de esas capacidades, en tanto, permiten una coordinación social mediante roles especializados y formas de conducción, pero puede ocurrir que unos impongan su voluntad sobre otros, limitando su soberanía. También forma parte de esta dinámica un imaginario social del poder que define un mundo común de significados y valores, el cual orienta su ejercicio y legítima distribución. Finalmente, todas las sociedades crean algún tipo de mecanismo para regular las relaciones entre las dimensiones mencionadas. De entre ellos, el estado es el más importante; y la democracia, el que asegura en mayor medida la coherencia y mutua complementariedad entre éstas, así como el mayor grado de autodeterminación social en la organización del poder”.[ix]
Pero a nivel local el poder se ejerce y se entiende desde otra perspectiva: como capacidad de control de acciones posibles para mantener la gobernabilidad del territorio.
Alejandro Díaz entiende por gobernabilidad[x] “la condición de buen gobierno y que se caracteriza por la presencia de normas, costumbres e instituciones que establecen los modos de relación entre los gobernantes y gobernados. A esta definición se le ha criticado por acentuar un polo de la relación dejando en desmedro el polo de la sociedad civil. En oposición en la literatura localista o municipalista, encontramos el intento de establecer un equilibrio en esta relación a través de la conceptualización de la Gobernanza, como modo en que los gobernados establecen sus propias coordenadas de interlocución con el gobierno, llegando en ocasiones a convertir estos “modos de gobernanza” en factores de empoderamiento que se ligan con la noción contemporánea de Capital Social Comunitario, Sinergia o Movilización Social Contrahegemónica”(...)”Si la Gobernabilidad la asociamos a la necesidad de ordenamiento del Estado para cumplir sus objetivos de legitimidad en un espacio territorial y la gobernanza a la sinergia social cotidiana que se estructura como sujeto social interlocutor, estamos colocando a su mutua interlocución como el mecanismo de interfase de un creciente procesos de co-gestión pública comunitaria”.
Por otro lado Participación -según Diego Palma[xi]- es “una particular relación entre dos agentes ( el Estado y la Sociedad) que buscan emprender una tarea común y que son desiguales en la decisión, que surge del encuentro de dos dinámicas: una es la capacidad de participar, que son las aptitudes, habilidades que, los sectores llamados a incorporarse en esta empresa común, han venido acumulando a través de sus prácticas y de la reflexión sobre éstas que traen como aporte a esa empresa; otra es la oportunidad de participar, y ahora estoy mirando el espacio, inscrito en el diseño del programa, que permite o limita el ejercicio de la capacidad participativa”
En el mismo texto Palma diferencia entre dos tipos de participación: Funcional y Sustantiva.
“Habría participación funcional cuando el ajuste se provoca adecuando las capacidades de los incorporados a las exigencias de funcionamiento eficaz y eficiente que surgen desde el programa participativo. De hecho en esos casos, se selecciona a los participantes según quienes cumplen con ofrecer esas capacidades de demanda la racionalidad instrumental del programa en cuestión; el resto queda fuera, lo cual, demasiado a menudo, se expresa en el juicio del aparato burocrático y de los dirigentes: “Aquí a la gente no le interesa participar (en aquello a lo cual los estamos visitando”[xii]
Cuando Palma se refiere a participación sustantiva indica que esta se abre cuando, expresamente, el encuentro entre capacidades y posibilidades de participar se persigue al revés de la participación funcional, o sea, “ a partir de la identificación de la capacidad que es propia de cada grupo, se busca diseñar (o rediseñar) el programa de manera que ofrezca oportunidades al ejercicio responsable de esos aportes propios del grupo que participa”.[xiii]
En otro texto[xiv], Palma profundiza el concepto de participación sustantiva indicando que cualquier ejercicio real de participación implica el control del poder y la influencia en las decisiones. En esta línea, el espacio del poder no pude ser codificado ni entendido como algo estático con espacios determinados en la cual se pueda acceder a él, por el contrario es dinámico y se mueve en distintos espacios.
Para este autor, la participación es una situación que surge en el encuentro de dos dinámicas.

1. La capacidad de participar, actitudes y habilidades que se han desarrollado en los grupos en las prácticas y de la reflexión.
2. La oportunidad de participar, el espacio incorporado en el diseño de las políticas o en la organización de la red.
Se puede hablar de participación cuando hay una adecuación entre estas dos dimensiones.
a. Cuando las oportunidades de participación se ajustan se trata de políticas asistenciales.
b. Cuando el ajuste se produce porque las capacidades de los incorporados se deben adecuar a las oportunidades que la política propone, se trata de una participación funcional.
La posibilidad de participación sustantiva se abre en el encuentro entre oportunidades y capacidades. La capacidad de cada grupo es el núcleo central.
La relación entre políticas y participantes (centrada en los participantes) se articula en dos momentos, por un lado, la política entendida como espacio en el que la gente ejercita y pone en común sus capacidades; otro la política como aporte de recursos que complementan y agregan eficacia a las acciones.
Existen dos fuentes que cierran las posibilidades de participación sustantiva.
1. Una, opera cuando las redes y políticas ignoran las capacidades y saberes que la gente aporta.
2. Cuando los funcionarios y dirigentes abren espacios y convocan a participar, pero las oportunidades no corresponden a las capacidades y saberes.
Es importante conectarse con las condiciones subjetivas de la gente, para no caer en dos situaciones, por un lado, el problema que se propone abordar no constituye una urgencia reconocida por aquellos a quienes se les convoca o las oportunidades que se abren no corresponden a las capacidades de participar.
Palma[xv] plantea además que en los espacios locales, la participación funcional opera fijándoles límites a la acción colectiva de los sujetos populares, frenando el desarrollo personal y político de los participantes. O sea, participar en lo local -con suerte- significa decidir respecto cuestiones particulares tales como si se necesitan veredas o luminarias en tal o cual sector, pero a costa de una fuerte despolitización, ya que en este accionar se dejan las tareas de la ciudad confiadas a otros que tendrían la capacidad y la vocación para eso.
La participación sustantiva empuja el desarrollo de los sujetos sociales y funda la educación ciudadana, dándose en aquellos contextos comunales en los que las autoridades locales, sus aparatos, las organizaciones y redes vecinales coinciden en los propósitos generales y llega a acordar en cuanto a los procedimientos y objetivos
La educación para la participación es un proceso teórico práctico que debe rescatar las capacidades de participar que son fruto de la experiencia, conocimientos y destrezas de cada grupo.
De ahí que –según Palma- una estrategia de educación ciudadana es un marco que empuja y organiza acciones en el sentido de facilitar e impulsar esa dinámica sostenida de acción y reflexión, en el corazón de tal estrategia se ubica la participación sustantiva.
Por otro lado, Coraggio[xvi], plantea que deben existir ciertas condiciones iniciales para desarrollar un proceso de desarrollo local con participación tales como credibilidad y la capacidad de generar una convocatoria amplia. Credibilidad entendida la capacidad de movilizar la subjetividad y los recursos materiales de un amplio conjunto de actores sociales.
El mismo autor plantea que “A muchos gobernantes locales les resulta riesgoso o utópico convocar a la ciudadanía y sus organizaciones si no tienen nada para repartir inmediatamente. Temen a la “explosión de demandas” que se manifestaría a partir de las carencias acumuladas si se abre un espacio de participación pública para decidir cuestiones de la gestión y no meramente elegir en quién delegar el poder”[xvii]
Para Coraggio otro temor difundido es el de “perder el control” de un espacio donde los actores colectivos pueden tener proyectos particulares divergentes, en particular en lo referido al poder partidario o de organizaciones sociales con otra orientación política. Es innegable que ese conflicto existe. La cuestión es cómo se avanza para que no paralice al Estado y al sistema político, acentuando su ineficacia y no credibilidad ante la sociedad.
“El desarrollo, si se quiere realmente lograrlo, requiere pasar de un modelo político basado en el control a uno basado en la autoridad moral demostrada por la coherencia entre discurso y práctica y la vinculación prioritaria de ambos con los deseos de las mayorías, aunque atendiendo a las minorías en sus necesidades legítimas. Un gobierno democrático es un gobierno para todos, pero prioriza a partir de acuerdos sobre lo que, en cada momento, es mejor para todos como inversión en el camino al desarrollo integral e incluyente. Ya sabemos que un modelo de concentración de la riqueza nunca derrama, y por otra parte ya no hay más tiempo para esperar tal derrame. También sabemos que el mero asistencialismo a los indigentes vuelve la pobreza eterna. Y que el status quo es un juego de suma cero”[xviii]
Para Coraggio los temores mencionados deben ser vencidos, como imperativo del nuevo modo de hacer política y gestión pública que se requiere para avanzar por el camino del desarrollo arriba definido.
“Otro desarrollo requiere otra práctica política. Ella pasa menos por el personalismo de los influyentes mediadores de recursos externos –inauguradores de obras físicas “para la foto” cuando el desarrollo es sobre todo transformación de relaciones sociales y de instituciones- así como controladores del espacio político local –garantizando una gobernabilidad que es vulnerable y, muchas veces, represiva por sus altas dosis de intimidación y violencia- y pasa más por ser mediador horizontal hábil y reconocido entre los diversos sectores e intereses que constituyen una comunidad local, potenciando alianzas desde las bases, facilitando la emergencia de las iniciativas y a la vez fortaleciendo las responsabilidades de todos por el desarrollo”[xix]
De ahí que este autor plantee que es preciso cambiar el objetivo “(...)Ya no se trata de sobrevivir sino de desarrollar todo el potencial humano de los ciudadanos. La nueva política propuesta, de efectivizarse, desarrolla esa capacidad y quienes mejor contribuyan a hacerlo serán valorados como buenos políticos, sean o no profesionales de la política, pues estarán contribuyendo a orientar la transformación de la sociedad”
[i] Una parte del análisis desarrollado en este capítulo referido al concepto de poder fue presentado en un trabajo anterior presentado en la cátedra, Planificación II del Magíster de políticas sociales y gestión local, a cargo del Profesor Rolando Poblete, y que fue enriquecido con las visiones de Coraggio y Palma respecto a Desarrollo y Participación, respectivamente.
[ii] Coraggio, José Luis. Las políticas públicas participativas: ¿Obstáculo o requisito para el desarrollo local. Ponencia presentada en el panel “Construcción de poder político y gestión pública participativa en el ámbito local”, del II Seminario Nacional “Fortaleciendo la relación Estado-Sociedad Civil para el Desarrollo Local”, organizado por CENOC-CEDES-UNGS, 19 de noviembre 2003. Texto en PDF.Pág.1
[iii] Coraggio, José Luis. Op. Cit
[iv] Coraggio, Jose Luis. Op. Cit. Página 2.
[v] Coraggio, Jose Luis. Op. Cit. Página 3
[vi] Sinopsis Informe IDH 2004 “Para aprovechar las oportunidades de Chile: Más poder para todos”. Página 18. versión PDF en www.pnud.cl
[vii] Sinopsis Informe IDH 2004 “Para aprovechar las oportunidades de Chile: Más poder para todos”. Página 18. versión PDF en www.pnud.cl. Pág.15
[viii] Sinopsis Informe IDH 2004 “Para aprovechar las oportunidades de Chile: Más poder para todos”. Página 18. versión PDF en www.pnud.cl. Pág.18
[ix] Sinopsis Informe IDH 2004 “Para aprovechar las oportunidades de Chile: Más poder para todos”. Página 18. versión PDF en www.pnud.cl. Pág.18
[x] Díaz, Alejandro. “La Gestión Pública Local: Componentes para democratizar la relación Estado Sociedad”. Pag. 192. Pobreza en Chile, Estrategias de Intervención. Cuadernos de Prácticas Sociales Nº2, Magíster de Políticas Sociales y Gestión Local. Editorial Universidad Arcis, Santiago 2002
[xi] Palma, Diego. Experiencias Innovativas en Gestión Local (Informe de Investigación), Colección Documentos, Serie Investigación. Magíster en Políticas Sociales y Gestión Local, Universidad Arcis. Diciembre de 2000. Págs 15 y 16.
[xii] Idem.
[xiii] Idem.
[xiv] Palma, Diego. La Participación y la Construcción de Ciudadanía.Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Centro de Investigaciones Sociales, Universidad Arcis.1998.
[xv] Op.cit
[xvi] Coraggio, Jose Luis. Op. Cit. Página 4
[xvii] Coraggio, Jose Luis. Op. Cit. Página 4
[xviii] Coraggio, Jose Luis. Op. Cit. Página 4
[xix] idem.

No comments: