Monday, June 02, 2008

Descentralización, Participación y Desarrollo Local: Articulando lo social con lo político-técnico I

1. Introducción
El presente ensayo pretende dar luces y pistas respecto a un modelo de planificación para desarrollo local para municipios que se encuentran en territorios bajo un proceso de reconversión económica, sobre todo aquellos que se encuentran en la macroregión sur que comprende desde el sur del Bio-bio hasta Palena.
Decimos de transición, ya que planteamos como hipótesis de trabajo que los actuales modelos (teorías) de Desarrollo Local utilizan de manera instrumental el capital social, la institucionalidad, la cultura y los recursos naturales en función de incluir a estos territorios locales en el proceso de modernización capitalista en el marco del modelo económico neoliberal y la globalización.
Esta macroregión sur, dada su riqueza en recursos naturales, ha sido un blanco perfecto para que la fórmula de “inversión extranjera o nacional es igual a progreso y crecimiento económico, el cual es igual a generación de empleos” se haga presente desde finales del siglo XIX hasta nuestros días.
Hace un par de meses y producto de una conversación respecto a la instalación de centrales hidroeléctricas de paso por una empresa noruega en el sector de Liquiñe, un comunero mapunche de la zona indicaba “primero vinieron por las tierras, luego por la madera y ahora vienen por el agua”; haciendo clara alusión al proceso de usurpación y acumulación de tierras ancestrales mapunche por parte del Estado y particulares y a la sobreexplotación de los recursos naturales que ha sufrido la zona.
Cómo ya se ha constatado en el caso chileno, estos procesos han generado un crecimiento económico sin parangón en la Historia de Chile, pero al mismo tiempo la desigualdad en la distribución de los ingresos ha seguido aumentando. La modalidad del actual modelo económico plantea la transformación de los recursos naturales en capital y se enmarca en un proceso de integración hacia fuera, a diferencia del modelo de sustitución de importaciones (MISI) que se desarrollo durante 35 años y que finalizó producto de la marejada de transformaciones neoliberales desarrollados desde 1975 en adelante por el equipo económico de la dictadura y que ha seguido profundizándose durante los gobiernos democráticos de la Concertación durante los últimos 16 años. Eso no significa que durante la preponderancia de este modelo no se sobre explotaran los recursos naturales.
Por otro lado, la descentralización neoliberal significó en Chile transformaciones como la regionalización, el traspaso de responsabilidades de administración de Salud y Educación y la cogestión y, a veces, administración de políticas sociales en el territorio. Como vemos a los municipios les ha correspondido hacerse cargo de los despojos (y de los problemas) que significó la desmantelación del Estado Social benefactor que caracterizó al MISI.
Por otro lado-según Salazar y Pinto[i]- la descentralización neoliberal ha tenido varios efectos para la sociedad civil chilena.
Uno de ellos ha sido la desarticulación visible del centralizado estado empresarial y social Benefactor y la articulación invisible del mercado a todo nivel. Trayendo la desmembración de la más antigua forma histórica de identidad colectiva de los chilenos; forzando la congregación de identidades múltiples (individuales, grupales y barriales, sin un sentido superior de colectividad. Para Salazar esto ha conducido al fortalecimiento local de la sociedad civil, con el debilitamiento de su sentido nacional de articulación política; resituando la sociedad civil sobre sus bases vivas, lo que implica dejarlas en una posición de mayor autonomía que en el pasado.
Los autores indican que como corolario de esta situación, la descentralización neoliberal ha significado la debilitación de las organizaciones sociales, gremiales y políticas que operaban nacionalmente con referencia a la identidad colectiva representada por el Estado, pero a cambio, fortaleciendo las redes sociales y culturales (aunque pre-gremiales y pre-políticas) que operan hoy localmente como expresión de las identidades múltiples.
Asimismo la descentralización del Estado (que ha operado también como descentralización de la identidad nacional) ha debilitado el espacio público englobado las esferas de lo estatal e institucional, y ha fortalecido el espacio privado vinculado a la informalidad de los grupos y comunidades locales; afectando los parámetros que encuadran históricamente el accionar del ciudadano. De ahí que los autores planteen que “se está pasando de un encuadre estructurado a otro de carácter refundacional y que, por ello, están en desarrollo formas y tipos emergentes de civilidad”[ii].
Pareciera ser que el espacio local se ha transformado en la instancia residual donde los grupos populares pueden convertirse en actores o en sujetos para -desde ahí- rediseñar proyectos de transformación social.
“Agruparse, vivir juntos “en sociedad”, permite también decidir lo que juntos, se puede y no se puede hacer. Pues la comunidad de la vida es la condición originaria del Poder. “El único factor material indispensable para la generación de poder –escribió Hannah Arendt- es el vivir unido del pueblo. Sólo donde los hombres –y las mujeres- viven tan unidos que las potencialidades de la acción están siempre presentes, el poder puede permanecer con ellos”[iii]
Creemos por lo tanto que el espacio local más allá de ser un espacio de resistencia frente al proceso de modernización capitalista, puede ser el lugar donde se avance en la constitución de sujetos a través del levantamiento de proyectos políticos en los cuales la participación sustantiva y el reconocimiento de los saberes populares permita constituir soberanía real, decidiendo que se puede o no hacer en el territorio, pero también apostando a la democracia participativa y a una nueva forma de entender el socialismo.
Para esto la democratización pendiente de la administración y gestión municipal, es un desafío -que debiera incorporar además una estrategia educativa para la participación- para que las organizaciones populares y los sujetos que se puedan ir constituyendo en el camino, puedan aprovechar esta “soberanía acotada” que dejó la marejada descentralizadora neoliberal en los territorios locales.
[i] Salazar, Gabriel; Pinto Julio. Historia Contemporánea de Chile. Volumen I. Estado, Legitimidad, Ciudadanía. Pág. 308
[ii] Salazar, Gabriel; Pinto Julio. Historia Contemporánea de Chile. Volumen I. Estado, Legitimidad, Ciudadanía. Pág. 308
[iii] Salazar, Gabriel; Pinto Julio. Historia Contemporánea de Chile. Volumen I. Estado, Legitimidad, Ciudadanía. Pág. 264.

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